¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Ha pasado tanto tiempo que incluso me planteo la idea de volver a presentarme. No sé muy bien por dónde empezar. Supongo que nunca es tarde para disculparse, así que vamos allá: Siento esta ausencia literaria, especialmente por aquellos lectores que disfrutaban de este espacio de letras de forma periódica. Apenas puedo creerlo, pero ha pasado más de un año desde la última entrada. Y no, aunque no haya publicado nada en Crónicas de Radhuk, no he dejado de escribir, pero ha sido un año marcado por el temido «bloqueo del escritor». No he podido terminar ninguno de los relatos que he empezado (y eso que han sido unos cuantos). Falta de tiempo, de confianza, de inspiración… No sé a ciencia cierta cuál es mi mal, si el bloqueo del escritor o el síndrome del impostor. El caso es que ha sido un año exento de literatura. Ya he pasado por paréntesis así, pero no se habían alargado tanto. Es cierto que, en los ultimos meses, me he involucrado en otros proyectos (apasionantes, por cierto) que me han exigido atención y tiempo, por lo que no he estado tan centrada en escribir. Por supuesto, no trato de justificar esta falta de nuevas entradas en el blog. Simplemente son cosas que pasan. Y eso también está bien. Creo que todos los escritores tenemos rachas similares… y al final acabamos volviendo a nuestros folios (o pantallas) en blanco porque, en el fondo, son nuestro refugio seguro.
Así que aquí estoy. Este intento de escritora vuelve a las andadas.
Hace unas semanas supe que el Grupo de Hoteles Barceló estaba organizando un concurso de microrrelatos junto a la editorial Planeta. Se han presentado más de 1050 propuestas, entre ellas, la mía. Siempre que envío un relato para concursos así, lo hago sin expectativas porque sé que la posibilidad de ganar es remota, pero nunca negaré que me ilusiono como una niña durante el proceso. Hoy, por fin, se ha conocido el fallo del jurado. Y no, mi relato no ha resultado ganador, pero igualmente quiero compartirlo con todos porque, a fin de cuentas, lo importante no era el premio. Lo importante era volver a escribir. Esa ha sido mi pequeña y particular victoria. No solo por enfrentarme a este bloqueo para romperlo, sino porque octubre está a la vuelta de la esquina y, con él, el reto del Taletober. Si me seguís por Twitter sabréis que el año pasado cumplí día a día el desafío de publicar un microcuento que incluyera las palabras propuestas por la cuenta Ecos de Tinta. Este 2022, como no podía ser de otro modo, me sumaré a la iniciativa una vez más, por lo que seguro que nos leeremos muy pronto. ¡Tan solo en unos días!
Me gustaría agradecer, y con esto ya termino, que sigáis pasando por Crónicas de Radhuk. Creé este rinconcito con todo mi cariño para compartir nuestro hambre de lectura y escritura, y procuraré alimentarlo como es debido en cuanto mis musas vuelvan a encontrarme (creo que ya lo están haciendo).
Espero que os gusten estas Mil historias, un microrrelato inspirado, tal y como requerían las bases del concurso, en un hotel. Eso y que no sobrepasara las 200 palabras.
¡Feliz lectura!
Leer más